David Guadilla, Diario El Correo.El secretario general del PSE-EE, Patxi López, presentó ayer ante la clase empresarial vasca sus credenciales para aspirar a ocupar el cargo de lehendakari. En un acto excepcional y con una fuerte carga simbólica, los dirigentes de las principales compañías radicadas en Euskadi acudieron a escuchar las propuestas económicas del candidato socialista. Pero fue más que una mera conferencia. El partido de López buscaba una fotografía. Una puesta en escena: la élite industrial acudiendo a una jornada del PSE a seis meses de las elecciones autonómicas.
El partido socialista realizó una apuesta muy fuerte. Desde hace un par de años, su cúpula había intentado tender puentes con un sector que le era ajeno y donde sus planteamientos apenas tenían acogida. Los dirigentes socialistas eran conscientes de que si querían trasladar la imagen de alternativa creíble al PNV, debían convencer al tejido empresarial -tradicionalmente más vinculado al nacionalismo- de que una hipotética llegada del PSE al Gobierno vasco supondría un «cambio tranquilo». O sea, eliminar recelos.
Los contactos se sucedieron. Primero fueron reuniones privadas. Luego, encuentros públicos pero manejados de manera más bien discreta y enmarcados dentro de la llamada «normalidad institucional». Sin embargo, faltaba dar el salto; lograr que la cúpula industrial aceptase participar en un acto del partido. Lo que en otras partes bien pudiera parecer protocolario, en Euskadi alcanzaba otra dimensión. Para la dirección del PSE, conseguirlo certificaría que los empresarios «no temen» ni que el PNV pierda el poder «ni demostrarlo». Todo un símbolo.
Y ese día llegó ayer. Por las escaleras del hotel Sheraton de Bilbao caminó Patxi López acompañado, entre otros, de Costan Dacosta, del Grupo Eroski; José María Aldekoa, del Grupo Mondragón; de Ignacio Sánchez Galán, de Iberdrola; del director general de Euskaltel, Alberto García Erauzkin; de Miguel Lazpiur, de Confebask; de Álvaro Videgain, de Tubacex y del Círculo de Empresarios; o de José Antonio Jainaga, de Sidenor. Junto a ellos, la cúpula del PSE, desde Jesús Eguiguren a José Antonio Pastor, Rodolfo Ares o Eduardo Madina. Y otra presencia que no pasó desapercibida: la de Josu Jon Imaz, en calidad de presidente de Petronor.
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Conformando un cuadro que rompía todos los tabúes mantenidos hasta la fecha, socialistas y empresarios abandonaron juntos la sala en la que habían estado reunidos. La fotografía buscada se había conseguido.