No quiero ser un irreverente pero la posición de algunos miembros de la Conferencia Episcopal en los últimos días roza el mal gusto y lo políticamente incorrecto.
Es evidente que lo mismo que a los políticos se nos ha exigido a lo largo del tiempo la no intromisión en los asuntos de la fe, parece razonable que al contrario la política este alejada de los asuntos tratados por la Iglesia.
Hubo momentos en los que ésta última se involucro en los asuntos del Estado y llevo bajo palio a sujetos que la historia ha sentenciado como criminales. Es momento de decir que la crisis de la fe, no la genera la falta de espiritualidad de nuestra sociedad sino los responsables de la emisión del mensaje. La no adaptación a los tiempos está alejando a los feligreses de las parroquias, pero con actuaciones como la de los últimos días van a provocar que los más jóvenes no se planteen ni entrar.
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